Thursday 5 July 2018

Aprender y emprender, mucho más que una etimología común

         San Lorenzo de El Escorial, Madrid
         Marzo 26 de 2013

         Todo comenzó con una pregunta de Gabriel...

                                              Qué significa ser emprendedor?
Nacido y crecido por la antigua Nueva Granada, mi primer contacto con la palabra “emprendedor” provino de mi abuela materna. En su contexto, el adjetivo me resultaba un arcaísmo que ella empleaba con más gracia que propiedad y siempre en tercera persona —para referir de los ausentes y ponderar ante los presentes— del empeño puesto en ello, sin connotación alguna sobre los resultados obtenidos.
A sus 98, “La Abue” sigue siendo muy ‘liberal’. Más por ‘denominación de origen’ que por convicción ideológica y como consecuencia del bipartidismo. Pero, antaño como hogaño; amante devota del señor Dinerito.
En aquel entonces podría haber utilizado expresiones tales como:
 “Fulano es un ‘muchacho’ (varón de más de 50 años!) emprendedor
“Sutana es una señora (mujer, mayor que ella) muy emprendedora.”
           En Colombia, al ’emprendedor ibérico’ (en sustantivo!?) se le había conocido simplemente como empresario (‘el que constituye empresa’ por oposición a quien conduce negocios desde la economía informal) o industrial (apelando a un criterio de especificidad sectorial); pequeño, mediano, micro empresario o industrial (para hacer referencia al volumen de negocio y con precisas implicaciones tributarias entre sí y frente a los grandes contribuyentes); jóvenes empresarios o industriales (De uso reciente y sólo para destacar su precocidad), comerciante (de modo general, porque todos ellos ejecutan actos y operaciones de comercio de forma regular y deberían estar inscritos en el Registro Mercantil) o negociante (que el uso corriente del lenguaje y, en algunos países, la Costumbre Comercial han preferido para nombrar a las personas que con mayor o menor grado de formalidad y entusiasmo, se dedican a la compra y venta de bienes con fines especulativos).
Gracias a la gran afluencia de profesionales españoles —en especial de jóvenes periodistas— y al intenso intercambio físico/digital que la globalización ha impuesto a ambos lados del Atlántico, el término está siendo ampliamente difundido por toda la región, pero sólo el tiempo decidirá sobre su popularidad y aceptación.
Puede que incluso, el Diccionario de la Real Academia Española se anime a legitimar el U.T.C.S. (Utilízase también como sustantivo) que se le ha otorgado a otras entradas por el uso e.g. conquistador, la cual alcanzó un reconocimiento muy posterior, habida cuenta de la trascendental influencia que dichos actores desempeñaron durante las primeras fases del intercambio.
En cualquier caso, resulta imperativo revisar la presente entrada:
 emprendedor, ra.

1. adj. Que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas

Porque su redacción contraviene uno de los postulados básicos de la lógica (desde la doctrina clásica aristotélica hasta la Teoría de la Definición de María Moliner): “No deben utilizarse ni el término o expresión a definir, ni sus derivados, ni palabras de la misma familia en el contenido de la definición.”  y porque me resulta difícil (Del lat. difficĭlis, no dificultoso) admitir que la precitada, fije “en su mayor propiedad, elegancia y pureza” el significado de la voz.
Definir —por naturaleza—, es afirmar un contenido ideológico que la lógica y el rigor metodológico del género próximo, diferencia específica sólo pueden mitigar. Con relativa frecuencia, dicho contenido se revela con mayor claridad en el conjunto de  entradas derivadas:
                                                empresa.(Del italiano impresa*).
1. f. Acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo. 2. f. Unidad de organización dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios con fines lucrativos. 3. f. Lugar en que se realizan estas actividades. 
                         emprender. (Del lat. in, en, y prendĕre, coger).
1. tr. Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro2. tr. coloq. Acometer a alguien para importunarlo, reprenderlo, suplicarlo o reñir con él. Juan la emprendió CON Luis. El joven la emprendió A golpes. 3. tr. ant. Prender fuego. u. t. c. prnl.
Como podemos observar, sobre el datum que informa toda ‘cartografía del emprendimiento’ en el mundo hispanoparlante, las advertencias Aquí hay dragones (Hic sunt dracones) están grabadas a fuego y se reproducen con tal intensidad** que bastarían por sí solas para infundir temor entre los espíritus más arrojados.  
Esto es una gran pena. No sólo por las consecuencias históricas que sobre el desarrollo económico y social de nuestros pueblos ha traído y la reproducción de las relaciones de dependencia económica, ideológica y tecnológica a nivel intranacional y transnacional, como por el hecho de estar basada en una interpretación errónea.
 
           
Aprender y Emprender, mucho más que una etimología común. 
La etérea παιδεία griega fue asimilada por el pragmatismo romano como appraehendĕre (ad, hacia, prae, antes, hendĕre, agarrar; atrapar, sujetar), entendida como la persecución de un conocimiento ‘tangible’, cuya aplicación práctica se pudiera percibir por los sentidos; nominalmente el tacto.  
No se conoce para alcanzar las elevadas virtudes morales y cívicas que se derivan del “idealismo” griego (e.g. La divina proporción del Partenón) sino para incidir de modo directo en la transformación del “mundo” romano (e.g. La correcta pendiente del Acueducto de Segovia). 
A diferencia de ad (hacia), el prefijo in (en) afirma que ya se está “en situación de” prendĕre (como en prensil)  y el llamado a la acción resulta apremiante. Por causa de las similitudes fonéticas entre el prefijo in y la interjección ĕ(‘He aquí!’, ‘Vamos!’) el ĕnprendĕre del registro protoromance sería la inminente decisión/acción de tomar un asunto “entre las manos” y asumirlo como propio para y por efecto de la manipulación.  
Con el paso de los siglos y por extensión, la empresa devendría en la idea, el objeto o el propósito “que se tiene entre manos.” Desde la base protoromance evolucionaría el verbo entreprendre del Francés Antiguo, cuyo pasado participio femenino enterprise pasaría como sustantivo a la lengua inglesa desde finales del siglo 14 para significar “an undertaking”, “to take in hand.”
Entre los pueblos del Latín Vivo, sólo una ínfima minoría podía leer y escribir el Clásico pero aunque no pudieran distinguir entre Alfa y Aleph, Palacio de Minos o La Casa de Asterión, la sabiduría popular siempre ha sabido que “al toro hay que cogerlo por los cuernos” y no en el sentido metafórico que nuestra cultura urbana lo ha asimilado. 
En la vida real, sólo el apalancamiento de las astas acompañado por la sujeción del hocico contra el costado del cuello permiten cierto grado de control sobre el movimiento del animal y dependiendo de la talla y peso del mismo, se puede incluso trabar sus patas delanteras con la pierna y al dar continuidad al movimiento rotatorio, tumbarlo e inmovilizarlo bajo nuestra masa corporal. 
Esta práctica, corriente en los llanos y pampas de la América Meridional durante las labores de marcado de vaquillas y terneros, se aplica de modo técnico en la actualidad para ejemplares adultos con la ayuda de cuerdas pero sigue el desarrollo de los mismos principios, los cuales han sido documentados desde la más temprana metalurgia del bronce en el Imperio Antiguo Egipcio, así como la práctica del marcado del ganado guarda relación directa con la etimología de la “marca” comercial contemporánea. 
La anterior descripción no pretende ofender a ningún animalista, sólo enfatizar en la necesidad de asir por las astas porque resulta muy difícil o probablemente nocivo para una o ambas partes intervinientes si se intenta el derribo empleando cualquier otro apéndice cuando el semoviente se encuentra en reposo…  
Si bien Las Cruzadas eclesiástico-militares del Siglo XI fueron verdaderas “empresas comerciales” para el restablecimiento de las comunicaciones y las rutas del comercio que habían permanecido cerradas desde la caída del Imperio Romano de Occidente, el sentido abstracto de empresa como sinónimo de gesta sólo aparecería hasta finales del siglo 15 durante el ocaso de la “caballería galante”, la del amor cortés y los torneos fastuosos, como evocación nostálgica de la “caballería heroica” de los cruzados, la de los reyes santos, la del mítico San Jorge, su princesa y su dragón. 




El emprendimiento en España, mucho más que un problema semántico.  
En realidad, los dragones de San Jorge y de la Real Academia de la Lengua son de los problemas el menor, cuando consideramos que la Administración Rajoy le ha informado a los 6 millones de desempleados que su única opción es el emprendimiento. 
Desde el punto de vista estadístico, las probabilidades son remotas, si consideramos que desde la democracia hasta el presente sólo sobreviven 3 millones micropymes (empresas con menos de 10 empleados). 
Lo peor de todo, es que el anuncio constituye una  forma soterrada de informarles que no se emprenderá ninguna política de activa generación de empleo, que  “están por su cuenta” y que para lograrlo tendrán que hacerlo en ausencia del crédito de fomento o cualquier otra clase de ayuda estatal, privada o mixta. 
Toda crisis genera sus propias ventanas de oportunidad y es necesario aprehenderlas a la mayor brevedad. No se puede garantizar que todos lo vayan a lograr, pero para aquellos que desde su propia identidad logren alinearse con la satisfacción de necesidades, podrán contribuir a la generación de empleo y con todo orgullo afirmar que lo lograron, aún en contra de la toda probabilidad. 
Arriba ese espíritu y vamos a agarrar al toro por los cachos!
 __________
* “imprésa s.f. 1. azione, specialmente pericolosa o di esito incerto. 2. attività economica per la produzione o lo scambio di beni o di servizi.” 
Con base en esta derivación, ha hecho carrera en España la peregrina idea que la palabra empresa proviene del oficio de imprimir. Para aquellos que no se han formado en tan noble vocación, baste mencionar que la acción de imprimir en lengua toscana es stampare
http://romverbmorph.clp.ox.ac.uk/variety/occitan-southern-languedocien-graulhet/verb/prehendere/
** http://es.wikipedia.org/wiki/Emprendedor

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